Llegamos en este mes de abril a la última etapa de nuestro viaje lector, una etapa que vamos a dedicar a descubrir libros clásicos. Y me diréis, ¿Qué es exactamente un libro clásico?¿Cómo reconocerlos? o ¿Por qué leer a los clásicos?
Para aclarar estos interrogantes
iniciales os voy a ofrecer varios ejemplos. La obra Romeo y Julieta de William Shakespeare es una obra clásica. ¿Por
qué? Pues porque es una obra que interesa en todas las épocas; ha tenido múltiples versiones en libro y
distintas adaptaciones al cine, incluso en versiones de dibujos animados; su
contenido ha inspirado la creación de otras obras literarias y es un libro que
nos fascina y del que siempre aprendemos algo. ¿Por qué es un libro que no pasa
de moda? Porque la historia de dos enamorados jóvenes unidos por un hado
adverso nos engancha desde el principio, nos sobrecoge la lucha del odio frente
al amor, el deseo y la valentía de los enamorados y finalmente, la
inexorabilidad del destino trágico. Mirad la capacidad que tiene la obra clásica de reinventarse y adaptarse a distintos formatos y estilos:
Adaptación de la obra en el musical West Side Story:
Romeo y Julieta, adaptación cinematográfica de 2013:
La conocida obra de Shakespeare ha sido llevada también al mundo de la animación con películas como Fofita (la historia de Romeo y Julieta con focas de dibujos animados) y otra versión de animación más conocida Gnomeo y Julieta cuyos protagonistas son enanitos del jardín:
De la misma forma, el tándem don Quijote y Sancho Panza, personajes inmortales de nuestra literatura, despiertan nuestros ideales y deseos de justicia en un mundo injusto. El caballero de la Triste Figura es digno de compasión pero también de respeto y admiración, por su valentía y por sus nobles ideales. La obra de Don Quijote de la Mancha es una novela traducida a muchísimos idiomas, con fama internacional, objeto de estudios y de continuas ediciones. Es, sin duda, una obra clásica.
Para comprender lo que es un libro clásico, el escritor Italo Calvino
nos ofreció hasta catorce razones para leer estos libros. Os presento, a
continuación, algunas de sus reflexiones:
. Se llama clásicos a los
libros que constituyen una riqueza para quien los ha leído y amado, pero que
constituyen una riqueza no menor para quien se reserva la suerte de leerlos por
primera vez en las mejores condiciones para saborearlos.
. Los clásicos son libros que ejercen una
influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, ya sea cuando
se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente
colectivo o individual.
.Toda relectura de un clásico es una lectura
de descubrimiento como la primera.
. Un clásico es un libro que
nunca termina de decir lo que tiene que decir.
. Un clásico es una obra que suscita un incesante polvillo de discursos
críticos, pero que la obra se sacude continuamente de encima.
. Los clásicos son libros que cuanto más cree uno conocerlos de oídas,
tanto más nuevos, inesperados, inéditos resultan al leerlos de verdad.
. Tu clásico es aquel que no puede serte indiferente y que te sirve
para definirte a ti mismo en relación y quizás en contraste con él.
. Es clásico lo que persiste como ruido de fondo incluso allí donde la
actualidad más incompatible se impone.
Otros autores como Saint-Beuve piensan que un clásico, además de un
texto que debe enriquecer el espíritu humano, debe ser sensato, bello y sano y
ser fácilmente contemporáneo a todas las épocas. Gadamer distingue entre la
validez permanente e imperecedera de lo clásico y su función como mediador
histórico, como engarce entre épocas.
Los libros clásicos son, en definitiva, aquellos que resisten al paso
del tiempo porque su mensaje “cala” en todas las épocas y porque contienen
valores, ideas, sentimientos que nunca pasan, que siempre interesan o apasionan;
libros con capacidad proteica que continúan adaptándose una y otra vez en
distintas versiones y formatos; libros que conservan un mensaje siempre actual,
del que nunca nos cansamos.
Son clásicos aquellos libros de los que todos podemos decir algo porque
nos suenan sus personajes, sus argumentos, sus inicios o finales. Todos podríamos decir algo de don Quijote, de
la Celestina, de los tres mosqueteros o de Sherlock Holmes, por poner algunos
ejemplos.
Los clásicos siempre están ahí, superan las modas, los best-sellers y se
siguen reeditando año tras año. Son obras tan ricas que continuamente se están
comentando, estudiando y sirven de referencia para distintas generaciones,
siendo fuentes de inspiración y de imitación para las nuevas obras.
Desgraciadamente, nuestros hijos
a veces tienen la percepción de que un clásico es un libro gordo, aburrido, con
un lenguaje raro y con ideas desfasadas. Nada más lejos de la realidad.
Sucede también
que cuando en el instituto les proponemos la lectura de un clásico, los alumnos
tienden a buscar en internet resúmenes e
información sobre la obra porque tienen miedo de enfrentarse ellos solos a una
obra así. Pero hay que desterrar este
miedo haciendo una lectura sin mediadores, estando sólo nosotros y el libro
clásico. Que los demás no te cuenten lo que debes pensar sobre tal o cual libro
sino que seas tú el que mantengas ese diálogo personal y único con el libro que
estás leyendo. Con las nuevas
tecnologías estamos perdiendo la capacidad de reflexionar nosotros mismos
porque la opinión de los críticos sobre un libro puede no ser la nuestra y lo
más interesante de la lectura es la lectura misma y no el resumen final de la
obra.
Por eso, desde aquí animo a
profesores, padres, madres y educadores a transmitir a las generaciones jóvenes
el amor a los libros clásicos. En una sociedad mediática como la nuestra, se
prefiere el ocio fácil y se descarta la lectura reflexiva de los clásicos, una
auténtica lástima porque el mensaje del libro clásico es más profunda que
cualquier mensaje audiovisual. Hemos perdido el placer de saborear la buena
literatura para sustituirla por el libro de consumo, ávidos de argumentos
comemos rápidamente los platos literarios sin saborear su contenido ni su forma
estética. El Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, explica
perfectamente lo que os estoy comentado:
“Las ficciones de las pantallas son intensas por su inmediatez y
efímeras por sus resultados; nos apresan y nos excarcelan casi de inmediato; de
las literarias, somos prisioneros de por vida. Decir que los libros de aquellos
autores entretienen, sería injuriarlos, porque, aunque es imposible no leerlos
en estado de trance, lo importante de las buenas lecturas es siempre posterior
a la lectura, un efecto que deflagra en la memoria y en el tiempo. Está
ocurriendo todavía en mí, porque, sin ellas, para bien o para mal, no sería
como soy, ni creería en lo que creo, ni tendría las dudas y las certezas que me
hacen vivir. Esos libros me cambiaron, me modelaron, me hicieron. Y aún me
siguen cambiando y haciendo, incesantemente, al ritmo de una vida con la que voy
cotejándolos”.
Estos son los libros clásicos,
los que nos dejaron una huella imborrable, los libros que no se olvidan cuyas
enseñanzas y sentimientos permanecen siempre en nosotros. Con esto no quiero
decir que toda la literatura actual sea mediocre, claro que no. Hay de todo: libros
de moda, otros regulares y libros excelentes. Como siempre, creo que el acierto
está en el equilibrio: conciliar la literatura actual con la lectura de
clásicos puede ser una práctica muy positiva y reivindicar que los clásicos
siguen vivos fomentando su lectura en nuestro hogar.
Pero, ¿Cómo fomentar la lectura
de libros clásicos?
Los PROFESORES podemos sembrar el gusto por lo
clásico desde las aulas de distintas maneras:
1. Con
nuestro ejemplo, mostrando entusiasmo y devoción por los clásicos y
manifestándolo en clase.
2. Relacionando
historias clásicas con la actualidad de los chicos.
3. Realizando
lecturas colectivas de textos clásicos.
4. Con
dramatizaciones de textos.
5. Promoviendo actividades lúdicas relacionadas con los clásicos (visitas al teatro,
películas, gymkanas, concursos literarios…)
Los PADRES Y EDUCADORES son el pilar fundamental para que las futuras
generaciones aprecien y disfruten de los clásicos. Algunas recomendaciones para
fomentar este tipo de lectura son:
1. Cultivar
el amor de los clásicos desde edades tempranas con la lectura de libros
adaptados a la edad de los niños y adolescentes (hay adaptaciones ilustradas
infantiles y juveniles muy atractivas para nuestros hijos).
2. Visitar
librerías y bibliotecas para descubrir libros clásicos a nuestros hijos.
3. Leer
obras clásicas de las que se han hecho películas (podemos leer primero el libro y luego ver la adaptación
cinematográfica, comparar obras, ver cual nos ha gustado más…).
4. Asistir
a jornadas de teatro clásico en las que podemos disfrutar en vivo de textos clásicos griegos, latinos, del Siglo de Oro. Segóbriga, Mérida, Almagro cuentan con
importantes festivales de teatro clásico.
5. Dejar
en nuestra casa los clásicos cerca de nuestros hijos, no colocaditos en la
estantería sino por ahí en alguna habitación para que ellos sientan interés (
¿Y de qué va este libro?). Despertar el
interés de los adolescentes por la lectura de los clásicos es el primer paso
para que se animen a leerlos. Además, si
en principio el libro clásico en “estado puro” les asusta un poco, se puede
optar por adaptaciones de la obra, no pasa nada. Lo importante es que se vayan
familiarizando con ellos.
Y para fomentar este gusto
literario os invitamos a poner libros clásicos en vuestra vida aprovechando
nuestro viaje por la literatura. Puedes optar por ir a la biblioteca del instituto o visitar alguna librería para
conseguir un libro clásico. Son muchos los libros clásicos que os puedo
proponer, libros como La Celestina, El
Lazarillo de Tormes, obras de Shakespeare, don Quijote de la Mancha, novelas de aventuras clásicas como La vuelta al mundo en ochenta días, Viaje al
Centro de la Tierra, El libro de la Selva, Las minas del rey Salomón, las
aventuras de Tom Sawyer, Los viajes de Gulliver, Frankenstein… Estos libros podéis leerlos en su versión
original o podéis elegir una versión adaptada, como vosotros queráis.
Os propongo ahora a todos varias
listas de libros clásicos que os pueden ayudar a elegir vuestro libro:
Y para los mayores,
os recomiendo la lectura de los clásicos en ediciones como Castalia, Cátedra o Gredos. Son ediciones críticas que nos ofrecen el texto original con buenas introducciones y notas a pie de página que nos ayudarán a entender mejor el libro. Podéis acceder a las páginas de esta editoriales pinchando en Libros de la editorial Castalia, Libros de cátedra, Biblioteca clásica Gredos... En estas páginas encontraréis libros de siempre que os pueden interesar.
Bueno, disfrutad de esta última etapa del Pasaporte Lector.
Aprovecho esta entrada para informaros de que nuestro recorrido viajero está
llegando a su fin y que a finales de mayo realizaremos una reunión en el instituto a
la que estáis invitados todos los que habéis participado en esta actividad. En
este acto nos conoceremos, intercambiaremos opiniones, os entregaremos un
diploma lector, premiaremos a la ganadora del concurso literario de San Valentín y sortearemos un premio
entre los participantes que hayan sellado todas las etapas de su Pasaporte
Lector. Además os invitaremos a café y a pastas, así que no podéis faltar.
Próximamente os enviaremos la invitación para asistir a este evento, no os
preocupéis.
Finalmente, sólo me
queda nuevamente agradecer vuestra participación en la actividad del Pasaporte
Lector, proyecto que hemos llevado a cabo durante todo el curso con mucha
ilusión movidos por el deseo de fomentar la lectura en los hogares,
descubriendo nuevos libros y mostrando que la lectura es una forma excelente de
dedicar nuestro tiempo libre.
¡Nos vemos en el acto final de curso!
Os esperamos.
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